9.1.09

Viure...

I gairebé sense voler em trobo fent la vista enrera, mirant de valorar tot allò que m'enduc d'aquest 2008.
Fent recompte de records i d'experiències. Fent lloc al que ve amb mi, acomiadant-me del que es queda. Caminant cap endavant. Mirant el que m'envolta, el que tinc proper el que sento llunyà....

“...Mira- me dice el viejo Antonio, y tiende su mano hacia una estrella que apenas se asoma detrás de la cortina que las nubes hacen en occidente.
Yo miro la estrella y siento no sé que pesar en el pecho. Algo así como una soledad triste y amarga. Sin embargo me sonrío y, antes de que el viejo Antonio me pregunte, aclaro:

- Me estaba acordando de un proverbio que dice más o menos así: “Cuando el dedo señala el sol, el tonto mira el dedo”

El viejo Antonio se ríe de buena gana y me dice:
Más tonto sería si mirara el sol. Se quedaría ciego.

La lógica abrumadora del viejo Antonio me deja tartamudeando la explicación sobre lo que, supongo, quiere decir el proverbio. El viejo Antonio se sigue riendo, no sé si de mi, de mi explicación o del tonto que mira el sol cuando lo señala el dedo. Se sienta el viejo Antonio a un lado, pone su chimba a un lado y forja un cigarrillo con algo de doblador que tomó de la vieja troje. Yo entiendo que es la hora de callarse y escuchar. Me siento a su lado y enciendo la pipa. El Viejo antonio da unas bocanadas a su cigarro y empieza a llover palabras con solo el humo aliviándoles la caída.

- Hace rato te estaba señalando la estrella con la mano. Estaba pensando en cuanto se necesita caminar para que mi mano pueda tocar esa estrella allá arriba. Te iba a decir que calcularas la distancia que hay entre mi mano y la estrella, pero tu saliste con lo del dedo y el sol. Yo no te estaba mostrando mi mano, pero tampoco la estrella. Ese tonto del que habla tu proverbio no tiene alternativa inteligente: si mira el sol y no se queda ciego, entonces va a tropezar mucho por estar mirando hacia arriba; y si mira el dedo no va a tener camino propio, o se queda parado o camina detrás del dedo. Caminar, vivir pues, no se hace con verdades grandes que, si uno las mide, resulta que son bastante pequeñas. Va a llegar la noche en que empecemos a caminarla para llegar al día. Si solo vemos muy cerca, entonces nomás por ahí nos vamos a quedar. Si solo vemos muy lejos, entonces vamos a tropezarnos mucho y a perder el camino.
Reposa la palabra el Viejo antonio y yo pregunto:

- ¿Y cómo vamos a saber mirar lejos y mirar cerca?

El Viejo Antonio reanuda el cigarro y la voz:
- Hablando y escuchando. Hablando y escuchando a les que están cerca. Hablando y escuchando a les que están lejos.

El Viejo antonio vuelve a tender la mano hacia la estrella. Se mira la mano el viejo Antonio y dice: - Cuando se sueña hay que ver la estrella allá arriba, pero cuando se lucha hay que ver la mano que señala la estrella. Eso es vivir. Un continuo sube y baja de la mirada.”

[Cuentos para una soledad desvelada -Subcomandante Marcos]

1 comentari:

Lara ha dit...

gran llibre aquest, ja veig que tu també el tens